Todo lo que nunca supe



Todavía no sé qué cara pones cuando  no puedes esconder una de tus emociones.

Tampoco sé si cruzas corriendo la calle cuando el semáforo acaba de ponerse en rojo, o si eres de los que camina con cuidado vigilando los charcos o de los que salta en ellos esperando mojarse.

No tengo ni idea de si prefieres los lunes o los domingos, los pares o los impares, el chocolate negro o el blanco. Simplemente son cosas que no sé. Tampoco tengo la menor idea de lo que pasa por tu cabeza al mirarme.

Ni siquiera sé cuál es tu canción favorita o si simplemente no podrías elegir una. Tampoco sé si te gusta leer hasta caer dormido o si prefieres ponerte una película antes de ir a dormir. Aun no se los decibelios de tu risa, ni si bailas al son de la vida, ni si corres cuando llegas tarde a una cita.

No conozco el tacto exacto de tus manos y mucho menos el de tu piel. Tampoco he tenido el placer de ver tu cara al despertar. Pero tampoco he visto cómo te pesan los parpados cuando estas a punto de abandonarte en el reino de los sueños.  Ni tu cara de enfado, ni si encoges los pies cuando tienes frío o si arrugas la nariz. Ni cuál es tu cerveza favorita, ni que numero de pie usas, ni el nombre de tu colonia, ni si crees en la magia o si eres supersticioso.

Tampoco he conseguido descubrir lo que esconde tu mirada. Ni si prefieres el lado derecho del sofá o tendríamos que pelearnos por el izquierdo. No sé si alguna vez perdiste un tren, un avión o simplemente las llaves de casa.

Tampoco sé si eres de los que deja que el destino juegue con él o de los que intenta jugársela.

Pero lo que si sé es que existes,  que habitas en el mismo raro mundo que yo y que estas brillando mientras escribo todo lo que no sé.


Beatriz Sánchez

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