Espiritu navideño



Como cada año el espíritu de la navidad llama a nuestras puertas y muchos no la abrimos. 

Pero no seamos como el viejo, avaro y triste Ebenezer Scrooge. El mismo que decía que esta época del año no eran más que “¡paparruchas!”, el mismo que rechazaba las invitaciones de su propia familia, el mismo que hacía trabajar hasta tarde a su empleado, Bob Cratchit, incluso en Nochebuena. Scrooge no sabía, al igual que muchos de nosotros, que en esta Navidad, la navidad presente, algo extraordinario le ocurriría. Scrooge no creía en espíritus navideños, aunque a pesar de esa creencia, se encerró a cal y canto en su casa con miedo.

Nosotros deberíamos recibir con los brazos abiertos a esos espíritus de la Navidad, ya sean de la pasada, de la presente o de la futura. No esperemos a que tres espíritus nos visiten y nos hagan cambiar como le ocurrió a Scrooge.

Somos nosotros los que debemos darnos cuenta que estas fechas son para pasarlas con las personas que queremos, sin materialismos, deberíamos aprender de la familia de Cratchit y sobre todo del pequeño Timmy, los cuales sabían que sin tener nada se podía ser muy feliz porque se tenían los unos a los otros.

Estas fechas no solo sirven para hacer balance de lo bueno o malo que ha sido el año, sino para reencontrarse con la familia, acordarse de los seres que quieres, darles las gracias por estar a tu lado un año más, ya que por ellos es por lo que estas fechas tienen tanta magia y finalmente desearles una feliz Navidad.

Por eso yo os digo: FELIZ NAVIDAD y como decía el pequeño Timmy “¡que Dios nos bendiga a todos y cada uno de nosotros!”



Beatriz Sánchez


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