Salamanca



 Tu llegada

pasos eternos

ponernos al día

sin descanso.


Ver cristalitos de colores

suelos geométricos

y a María dando el pecho.


Comer madroños

y saborear terciopelo.


Sentirse viva

sentarse a oscuras en el cielo

caer rendida ante un convento.


Sentir amor

¿Enamorarme? ¿Es posible?

Si de una ciudad.


Salamanca empiezas a gustarme


Beatriz Sánchez

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