Inversiones Humanas





Leal es quien jamás te pregunta porqué lo hiciste. No le interesan las razones, pues tus motivos tendrás. Si estás en un apuro se mete hasta el cuello contigo. Si te juzgan por lo que sea, testifica sin siquiera conocer el delito. Si llevas un cadáver en tu maletero, él se presenta con una pala. Si algún día te estrellas, se lía a hostias contra el que puso el muro ahí, ¡a quien se le ocurre!
 Y si te encuentras una piedra enorme en tu camino, él se agacha, la levanta y te pregunta a quién hay que apedrear.

Eso es lo que yo llamo amistad.

El conjunto de tus personas leales y a las que tú les profesas lealtad, es lo que yo llamo familia.

Aquella gente que nunca te decepciona porque jamás conjugaron el verbo fallar. Los que están todo el tiempo sin necesidad de verte cada día. Los que saben que el contador de tu ausencia está siempre a cero. Y el de tu presencia jamás depende de si estas o no estas.

 Cuando una confesión no es un acto jurídico, sino una inversión humana en lealtad.



(Extracto del artículo La familia Leal de Risto Mejide)

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