Discurso
“A los
Illuminati y a los hombres de ciencia, permítanme que les diga algo: han ganado
la guerra. La partida hace mucho tiempo que comenzó. Su victoria era
inevitable. Nunca antes había sido tan evidente. La ciencia es el nuevo Dios.
Medicina, comunicaciones electrónicas, viajes espaciales, manipulación
genética….esos son los milagros sobre los que ahora les hablamos a nuestros
hijos. Esos son los milagros que esgrimimos como prueba de que la ciencia nos
ofrecerá respuestas. Las viejas historias de concepciones inmaculadas, zarzas
en llamas y mares que se separan ya no son relevantes. Dios ha quedado
obsoleto. La ciencia ha ganado la batalla.
Nos damos por vencidos.
Ahora
bien, la victoria de la ciencia tiene un coste para todos nosotros. Un coste
muy elevado.
La
ciencia puede haber aliviado las penurias de la enfermedad y del trabajo, así
como habernos proporcionado una amplia colección de artilugios para nuestro
entretenimiento y nuestra comodidad, pero nos ha dejado un mundo sin milagros.
Nuestras puestas de sol han sido reducidas a longitudes de onda y frecuencias.
Las complejidades del universo han quedado desglosadas en ecuaciones matemáticas.
Incluso nuestra autoestima como seres humanos ha sido aniquilada. La ciencia
proclama que el planeta Tierra y sus
habitantes no son más que una insignificante mota de polvo en el universo. Un
mero accidente cósmico. Incluso la tecnología que promete unirnos, en realidad
nos divide. Cada uno de nosotros esta electrónicamente conectado a los demás y
sin embargo nos sentimos completamente solos. Nos bombardean con imágenes de
violencia, división, fractura y traición. El escepticismo se ha convertido en
virtud. Y el cinismo y la exigencia de pruebas en pensamiento ilustrado. ¿De
veras le sorprende a alguien que los seres humanos se sientan hoy más
deprimidos y derrotados que en ningún otro momento de la historia? ¿Hay algo
que la ciencia considere sagrado? La ciencia investiga nuestros fetos nonatos
en busca de respuestas. Presume incluso de manipular nuestro propio ADN.
Desmenuza el mundo de Dios en piezas mas y mas pequeñas en busca de un
significado…, y lo único que encuentra son más preguntas.
La
vieja guerra entre ciencia y religión ha terminado. Han ganado. Pero no lo han
hecho limpiamente. No han ofrecido respuestas. Han ganado haciendo creer a
nuestra sociedad que las verdades que antaño guiaban nuestros pasos ahora son
inaplicables. La religión no puede seguir su ritmo. El crecimiento científico
es exponencial. Se alimenta a sí mismo como un virus. Cada nuevo descubrimiento
conduce a otro. A la humanidad le llevo miles de años progresar de la rueda al
coche, pero sólo unas décadas del coche al espacio. Ahora medimos el progreso
científico en semanas. Estamos fuera de control. La brecha entre nosotros es
cada vez mayor, y la religión ha quedado atrás. La gente sufre un vacío
espiritual. Buscamos desesperadamente un sentido. Créanme: desesperadamente.
Vemos ovnis, contactamos con espíritus, tenemos experiencias extrasensoriales,
emprendemos búsquedas mentales; todas esas excéntricas ideas tienen una pátina
científica, pero son desvergonzadamente irracionales. Con el grito desesperado
del alma moderna, solitaria y atormentada, lisiada por sus propios
conocimientos y su incapacidad de aceptar un significado en nada que sea ajeno
a la tecnología.
La
ciencia, dicen ustedes, nos salvará. La ciencia digo yo, nos ha destruido.
Desde la época de Galileo la Iglesia ha intentado entorpecer su implacable
avance, a veces con los medios equivocados, pero siempre con buena intención.
Aun así, las tentaciones son demasiado grandes para que el hombre pueda
resistirse a ellas. Miren a su alrededor. Las promesas de la ciencia no se han
cumplido. Sus promesas de eficiencia y simplicidad solo nos han traído polución
y caos. Somos una especia fracturada y frenética… que se hunde en una espiral
de destrucción.
¿Quién
es ese Dios de la ciencia? ¿Qué dios le ofrece a la gente poder pero no un
marco moral para poder utilizarlo? ¿Qué clase de dios le da fuego a un niño
pero no lo advierte de sus peligros? El lenguaje de la ciencia carece de
referentes sobre lo que está bien y lo que está mal. Los manuales de ciencia
nos dicen cómo crear una reacción nuclear, pero no contienen ningún apartado en
el que se nos pregunte si es una buena o una mala idea.
A los
hombres de ciencia le digo lo siguiente: la iglesia está cansada. Estamos agotados
de intentar ser su referente moral. Cada vez nos resulta más difícil ser la voz
del equilibrio mientras ustedes prosiguen ciegamente su búsqueda de chips cada
vez más pequeños y beneficios más grandes. No les pedimos que se refrenen, pues
está claro que no pueden. Su mundo se mueve tan rápidamente que si se detienen
siquiera un instante a considerar las implicaciones de sus acciones, alguien más
eficiente los adelantara de inmediato. Así que siguen adelante. No dejan de
construir armas de destrucción masiva, pero es el papa quien viaja por el mundo
para recordarnos las implicaciones morales de nuestras acciones. Invitan a la
gente a interactuar mediante teléfonos, pantallas de video y ordenadores, pero
es la iglesia la que abre sus puertas y anima a la gente a relacionarse en
persona. Asesinan incluso a bebes nonatos en nombre de una investigación que
salvara vidas. Y una vez mas es la iglesia la que pone en evidencia la falacia
de ese razonamiento.
Mientras
tanto ustedes proclaman la ignorancia de la iglesia. Pero ¿Quién es más
ignorante?, ¿el hombre que no puede definir un relámpago o el que no respeta su
asombroso poder? Esta iglesia les tiene la mano. Se la tiende a todos. Y sin
embargo, cuanto más lo intenta, mas nos rehúyen. Demuestren que existe un dios,
nos dicen. ¡Y yo les contesto que observen el cielo con sus telescopios y me
digan cómo no puede haber uno! Me preguntan por el aspecto de Dios. Y yo les
contesto que de donde sale esa pregunta. Las respuestas son una y la misma. ¿No
ven a dios en su ciencia? ¿Cómo puede ser? ¿Tan grande es nuestra crisis
espiritual que preferimos creer en imposibles matemáticas antes que en un poder
más grande que nosotros?
Tanto
si creen en dios como si no, deben creer lo que les digo. Al abandonar nuestra
confianza en un poder más grande que nosotros, abandonamos nuestro sentido de
la responsabilidad. La fe…, todas las fes…son admoniciones de que hay algo que
no podemos entender antes lo que somos responsables. Con fe somos responsables
ante los demás, ante nosotros mismos, y ante una verdad superior. La religión
es imperfecta, pero solo porque el hombre lo es. Si el mundo exterior pudiera
ver esta iglesia como yo la veo…, mas allá del ritual de estas paredes…, verían
un milagro moderno, una hermandad de almas simples e imperfectas que únicamente
pretende ser una voz compasiva en un mundo fuera de control. ¿Somos obsoletos?
¿Son estos hombres dinosaurios? ¿Lo soy yo? ¿Necesita el mundo de una voz para
los pobres, los débiles, los oprimidos, los bebés nonatos? ¿Necesitamos almas
como estas, que, aun imperfectas, se pasan la vida implorándonos a cada uno de
nosotros que prestemos atención a los referentes morales y no nos descarriemos?
Esta noche estamos al borde de un precipicio.
Ningún de nosotros puede permitirse ser apático. Tanto da que para ustedes el
mal sea Satanás, la corrupción o la inmoralidad…la fuerza oscura está viva y no
deja de crecer. No la ignores. Aunque poderosa la fuerza no es invencible. El
bien puede prevalecer, escuchen sus corazones. Escuche a dios. Juntos podemos
salir de este abismo. Recen conmigo.”- Carlo Ventresca
Discurso
de Ventresca, el camarlengo, dentro de la Capilla Sixtina mientras revelaba al
mundo que el Vaticano esa misma noche se encontraba bajo una amenaza de los
Illuminati y de la ciencia.
Fragmento
del libro ángeles y demonios de Dan Brown, el cual me gusto mucho.
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