Siento, luego insomnio.
Pienso pensar en ti únicamente un par de veces al día, dos,
nada más que dos. Tendré que elegir y colocar tu recuerdo en el instante
exacto.
¿Qué tal al despertar? Mientras desayuno. No, demasiado
pronto si tenemos en cuenta que te he soñado durante horas.
¿Qué tal a la tarde? Mientras vuelvo a casa. Quizás podría,
mientras escucho esa canción cutre que ponen a esa hora en la radio. O mientras
meriendo fresas con zumo de naranja. Podría hacerlo mientras me pinto las uñas.
O mientras veo esa serie que tanto nos gustaba compartir con una manta y el
sofá. O mientras miro por la ventana sin ver nada.
¿Qué tal a la noche? Mientras cocino uno de esos platos que
te encantaba repetir antes de probar el postre y no dejarlo dormir. O quizás mientras
me ducho, en esa ducha que nunca supo mantener la temperatura entre hielo y
fuego.
Quizás pensarte en silencio o a gritos. Pero solamente dos
veces al día, ni una más, ni siquiera un echarte de menos.
Pienso pensar en ti únicamente un par de veces al día, dos,
dos veces al día y…quinientas noches más.
Beatriz Sánchez.
Comentarios
Publicar un comentario