Por un nuevo dia

Porque siempre hemos escuchado eso de que los comienzos son difíciles. Pero cuántos de nosotros sabemos lo que implica esa palabra. 

Por cosas de la vida, sé que  empezar dos veces es más duro, puesto que se debe a que la primera vez fracasaste. Lo que más cuesta del fracaso no es asumirlo, es enfrentarlo con un nuevo comienzo. 

Y si encima te encuentras rodeada de gente diciéndote que esta vez tampoco lo lograrás, de personas que no creen en ti, los cimientos de tus esperanzas, de tus fuerzas, de tus ganas por conseguirlo se verán dañados. Pero puedes suplirlo teniendo un poco de fe en ti.

Como ya he dicho todo comienzo es difícil, este tampoco iba a ser menos. 

Esas dificultades que encontramos en nuestros caminos, las adversidades de nuestros comienzos son las que nos definen, a la larga, como personas.

Jamás debemos arrepentirnos u avergonzarse de ellos.

Si lo haces, te estás avergonzando de ti mismo. 

He tenido la suerte de no avergonzarme nunca de mis comienzos y mucho menos de mi. 

Los comienzos son algo bueno, significan que conseguiste tus metas y que necesitas otras nuevas.

Fracasar me enseño, por las malas, pero me enseñó a perseverar en todo aquello que quiero.

Lo único de lo que me arrepiento es de no haberme mostrado antes como soy, de que me haya costado años sacar a la luz mi verdadero yo, ese que tenia reprimido en alguna parte inescrutable de mi alma, ese con el que me sería incapaz no vivir hoy. 

Me arrepiento de  mis inseguridades, que me hayan estado ganando la batalla tanto tiempo, pero puse punto y final. Porque me costo, porque lo supere y porque no quiero volver atrás. 

Por eso hoy empiezo a mostrar todo lo que acompaña a ese yo que tenia reprimido, hoy puedo decir que amo leer, desde siempre y para siempre, que adoro escribir, pero que no soy el nuevo Gustavo Adolfo Bécquer, que me encanta dibujar, pero no soy el nuevo Miguel Ángel, y que por encima de todo me apasiona coser pero que no soy el nuevo Balenciaga. 

Aunque tampoco pretendo ser ninguno de ellos.

 Simplemente soy una chica corriente que empezó a leer para esconderse del mundo, para tener un refugio y para no sufrir. Que empezó a escribir para mostrar los sentimientos y reflexiones que no se atrevía a decir. Que empezó a dibujar porque vio que podría aumentar su universo y su creatividad. Y que empezó a coser porque necesitaba la serenidad que le otorgaba. Simplemente una chica corriente.

Ahora puedo decir todo esto sin avergonzarme, puedo mostrarme sin miedo a las opiniones de los demás. Esas opiniones que me han perseguido tanto tiempo, a las que no fui capaz de hacer caso omiso, pero hoy no será otro día de esos.

También puedo decir que si la vida no me aleja de las personas que no creen en mí, lo haré yo. Porque si no creen en mí es una señal, y debemos hacerle casos a las señales que nos manda el universo.

Todos necesitamos tiempo para saber quiénes somos, por eso: 

Hoy es un nuevo día.

Hoy puedo ser yo misma, sin mirar atrás, sin preocuparme por el que dirán, sin asustarme de un fracaso ni de un nuevo comienzo.

Beatriz Sánchez